Peredilla
> Localización.
La localidad de Peredilla “Situada en el camino que de León se dirige a Asturias por el puerto de Pajares”, como escribiera Madoz, se encuentra a una distancia de la capital del concejo de 5 km. y limitan sus términos por el N. con los de Huergas, por el S. con los de Llanos y Sorribos, por el E. con los de Puente de Alba y por el O. con los de Nocedo.
> Historia.
Pudiera haber surgido este asentamiento poblacional con ocasión o motivo del “descanso” previo a introducirse de pleno en el macizo Cantábrico en los tránsitos hacia Asturias. Así lo hizo Jovellanos a finales del s. XVIII, como lo bien lo ha dejado narrado en sus “Diarios”, y debió de ser algún mesón o posada de esta localidad donde recibió cobijo y al describir tal hecho nombra la localidad como “La Peredilla”, ó “Peredilla del Camino”.
La primera noticia documental, de la que tenemos noticia, referente a este topónimo, es del s. XIII (año 1203), se trata de una Carta de venta de las heredades que poseían en Peredilla, territorio de Gordón. Dicho documento es otorgado por Suero Pérez y su mujer Aldonza Rodríguez a favor de don Fontún, (abad) de Arbas.
Sí parece acreditarse documentalmente la consolidación del núcleo de población en Peredilla a mediados del s. XVII, en un protocolo notarial se transcribe una escritura de obligación de Bartolomé Álvarez, presbítero, residente en Huergas y Peredilla, a favor de María García, vecina de León, de ocho ducados que le debía como salario del tiempo que le había servido. Y por supuesto, con posterioridad, en 1787, se encuentra esta localidad debidamente censada en el “Censo de Floridablanca”, al extremo de ser adoptada esta localidad como residencia, así consta en el expediente de un pleito de hidalguía de 1802 promovido por Nicolás García de Luna, vecino y hacendado del lugar de Peredilla, comisario de guerra y nacido de Palencia y casado con María Antonia Ortega en Badajoz en día 1 de mayo de 1777.
Esta localidad, como es común a otras del concejo, también cuenta con su tradicional leyenda, aquí la conocida como “las tejedoras” se transmite de generación a generación buscando su inmortalidad. Algunos autores, interesados en estos temas, han tenido a bien recrear y publicar la misma para general conocimiento.
Texto: Don Pío Cimadevilla Sánchez